Por Néstor Echarte
De la misma manera en que la saludable costumbre de calcular una carta natal en forma manual se ha perdido, el viejo arte de navegar mirando las estrellas también se está extinguiendo. Pese a estas actuales formas de decadencia, justificadas por la mirada interesada del progreso, existe un vínculo sutil que relaciona el acto de navegar guiado por el cielo con antiguas prácticas astrológicas.
Esto, no escapó de la mirada atenta de aquel que también siguió los pasos del cielo, pero para navegar los senderos de la vida. Tal es el caso del astrólogo francés André Boudineau, quien emulando el impulso que motivó a los Magos de Oriente a seguir aquella estrella que los llevó ante el pesebre de Jesús, le permitió hilvanar una teoría que relaciona la existencia del sistema de domificación de Placidus con el arte de navegar y, curiosamente, emparentar su cálculo y planteo astronómico (obviamente sin nombrarlo como tal) con la forma de fundamentar y obtener las cúspides de casas del actual Sistema Topocéntrico.