Júpiter y el cometa

 

Por  Entre el 16 y el 22 de julio de 1994, 20 fragmentos del Cometa Shoemaker-Levy 9 chocaron con el planeta Jupiter provocando uno de los cataclismos planetarios más importantes de los últimos tiempos, cuando los restos del cometa destruído, provocaron explosiones y reacciones en cadena similares a las producidas por los artefactos nucleares existentes en nuestro planeta.
 Para los astrónomos este no fue un hecho nuevo. El Universo se encuentra poblado por diversos elementos (cometas, asteroides, meteoritos, etc) que lo recorren en todas las direcciones, y es normal que estos puedan impactar sobre la superficie de algún planeta. De hecho, la Luna, nuestro satélite, muestra sobre su superficie las huellas de miles de impactos de esta naturaleza, cuyas cicatrices son lo que habitualmente conocemos como cráteres. Esto demuestra que los cuerpos celestes son constantemente bombardeados por objetos provenientes del espacio.

 Si estas huellas no se ven tan claramente en nuestro planeta, la Tierra, no significa que la misma esté a resguardo de este tipo de catástrofes astronómicas. Lo que sucede es, que a diferencia de la Luna, nuestro planeta posee una densa atmósfera, que frena el ingreso de los meteoritos provocando fricción, haciendo que se recalienten y se volatilicen en su ingreso al planeta antes de tocar el suelo. Por supuesto, que algunos meteoros de gran tamaño no se han consumido y nuestro planeta refleja las huellas de esos pocos que han llegado.
 Según los astrónomos los fragmentos de este cometa impactaron contra Júpiter a una velocidad de 60 kilómetros por segundo, provocando un hecho estelar que muchos compararon con el meteorito que hace 65 millones de años terminó con la vida de los dinosaurios sobre nuestro planeta.
El mismo provocó, para nosotros que lo observamos desde la Tierra, uno de los espectáculos visuales mas deslumbrantes de los últimos tiempos, y una multitud de telescopios que apuntaron desde la Tierra permitieron observar los cambios luminosos en el planeta Júpiter, tempestades y hasta reflejos sobre sus satélites.
 Hasta aquí el hecho astronómico. Los especialistas afirmaron que el choque no tuvo consecuencias para la Tierra, siempre hablando en términos astronómicos, pero...  ¿que sucede si analizamos el hecho desde el punto de vista de la Astrología?
 Aquí el concepto cambia, ya que el astrólogo interpreta símbolos, los símbolos que los planetas proponen desde hace cientos de años y que son tenidos en cuenta por las diferentes culturas de nuestro planeta.
 Júpiter es un planeta cuyo simbolismo se asocia a la justicia, la filosofía, la religión y las relaciones internacionales, entre otros conceptos importantes. En cambio, a los cometas la tradición siempre los relacionó con lo fortuito, lo catastrófico, ya que aparecen y desaparecen siguiendo trayectorias poco previsibles y muy diferentes a la de los planetas.
 Es así, que los especialistas en astrología han comenzado a especular cual podría ser el efecto que esta colisión podría llegar a producir en los seres humanos, siempre interpretada desde lo simbólico. Y en esto existen teorías diferentes.
 Esta combinación representa el momento en que algo comienza a cambiar. Los conceptos religiosos y filosóficos existentes se verán modificados por la incursión abrupta y violenta de este cometa, que llegará a producir un cisma en las organizaciones religiosas y provocará el nacimiento de nuevas concepciones en las creencias y en la fe de los seres humanos. Esto no significa el renunciar a los principios religiosos, sino que implica una modificación sustancial en la forma en que se expresan las creencias. Por supuesto que surgirán nuevas concepciones filosóficas sobre la vida, Dios, el mundo, la ciencia, y algunos ya sostienen que este choque podría estar preanunciando el inicio de la Era de Acuario.
 Claro que lo catastrófico también estará presente. No nos olvidemos que los cometas siempre fueron temidos, debido a esa característica imprevisible que tenían, que hacía que aparecieran misteriosamente, en forma repentina. Siempre estuvieron asociados a catástrofes y cambios repentinos, por lo que podemos deducir, de esta combinación, que los cambios que sobrevendrán, no se presentarán suavemente, sino que provocarán un fuerte impacto en la sensibilidad de las personas. Luego sobrevendrán los hechos positivos que todo cambio implica.
 Con respecto a otro tipo de resultados, podremos ser testigo de la concepción y nacimiento de nuevas ideas. Esto es así, ya que algunos astrólogos consideran al planeta Júpiter como un gran óvulo, que será fecundado por un espermatozoide (representado por el cometa), dando así origen a nuevas ideas, creencias y filosofías. El proceso de gestación puede durar muchos años, pero la semilla estará presente. Esto nos hace suponer que aquellos niños que fueron engendrados en el momento en que el choque se produjo, llevarán es su alma la semilla del cambio.
 Esta no es una teoría proclamada en forma alocada, ya que existe un antecedente mencionado por quienes gestaron la idea de la ´´panspermia´´. Según este concepto, la vida comenzó en la Tierra luego del choque que se produjo cuando un inmenso cometa o asteroide llegó a su atmósfera. La Tierra presentaba, entonces, las condiciones necesarias para que la vida comenzara a desarrollarse, y el asteroide aportó los elementos para que esta se generara. En un principio surgió una vida sumamente elemental, pero que fue encontrando en nuestro planeta las condiciones ideales para desarrollarse y lograr complejidad en la medida que necesitaba adaptarse al medio en que se encontraba.
 Este es el concepto que deberemos tomar en cuenta, pero desde lo astrológico. Mas allá de que alguna especie de vida podría comenzar a gestarse en el planeta Júpiter, para nosotros se gestará una nueva idea, una nueva filosofía y una nueva concepción de la vida.
 En lo individual, deberán prestar mucha atención aquellos que pertenezcan al primer decanato del signo de Escorpio, aquellos que tengan su Ascendente en este signo o quienes tengan elementos importantes de su carta natal en esa misma ubicación. El motivo radica en que en el momento del choque, Júpiter se encontraba en el grado cinco de este signo. Las crisis, los cambios, las nuevas ideas, las concepciones diferentes sobre la vida y la sociedad, se gestarán desde lo profundo del signo de Escorpio, un signo que encierra misterios, pero que cíclicamente los vuelca sobre la humanidad a través de profundas transformaciones.