Los astrólogos y su relación con el poder o el poder de los astrólogos

Por Néstor Echarte


La historia demuestra que la astrología siempre estuvo relacionada con el poder. O por lo menos, demuestra que algunos astrólogos siempre han coqueteado con los poderosos. Basta mencionar a algunos importantes astrólogos del pasado, que mecenas mediante, pudieron llevar a cabo su tarea, y en algunos casos dejar para la posteridad astrológica una importante obra que nunca terminaremos de agradecer.

Algunos de ellos: Morín de Villefranche, astrólogo francés que nos legó una importantísima obra, asesoraba en forma personal y respondía a los caprichos del Cardenal Richelieu y de toda la corte del Rey Luis XIII. También a Galileo Galilei, importante científico y astrónomo del cual la historia se encapricha en negar su paso por la astrología, pese a que no tuvo reparos en dedicar comentarios netamente astrológicos a los integrantes de la Casa de los Médici en la persona de Cosme II a quien vaticina grandes logros en virtud de haber descubierto cuatro de los satélites más visibles del planeta Júpiter con la utilización de su telescopio. Sin olvidarnos también que el mismísimo Nostradamus era consultado asiduamente por Catalina de Médici, y que mucho más cerca de nuestro siglo el astrólogo suizo Karl Krafft recibía constantes pedidos de lectura del cielo por parte de responsables de la mesa chica del Nazismo. Como contrapartida, el astrólogo Louis de Wohl colaboraba con los ingleses en una especie de tarea de “contrainteligencia astrológica” que le valió, al astrólogo, fama internacional.

Nunca supe bien si de esta relación salen ganando los poderosos, o si en cambio  se fortalece la astrología, o si quien termina beneficiado es el astrólogo. Es frecuente escuchar la frase “astrología al servicio del poder” lo que llevaría a los astrólogos (más allá de quienes tengan un compromiso ideológico real con aquellos a quienes asesoran) a ser sirvientes del poderoso de turno en un extraño vínculo en el que no siempre aquel al que es asesorado resulta ser del agrado y simpatía del astrólogo. A esto último, en Argentina, lo llamamos “tragar un sapo”.

 

Las inciertas mieles de la astrología con el poder

En esta relación casi carnal que algunos astrólogos establecen con los poderosos, Argentina no se quedó atrás, y cada vez que alguien llega a la máxima responsabilidad de gobierno, inmediatamente se asocia esta llegada con algún astrólogo que lo ha ayudado en su camino. Aquí pueden ocurrir varias cosas: 

1) - Que el astrólogo no diga nada y priorice su anonimato, beneficiado por el hecho de que ningún candidato político reconocería que llegó a obtener la máxima responsabilidad de conducción por el trabajo de un astrólogo y no del de sus asesores políticos. 

2) - Que inmediatamente aparezcan los astrólogos mediáticos, sugiriendo que ellos asesoran a tal o cual político, que predijeron su llegada al poder y que lo asesoran en todo momento pero que por razones obvias relacionadas con el hecho de preservar el secreto profesional “no afirman ni desmienten” por lo que el tema sigue sobrevolando la escena, pero sin llegar a definirse con claridad. Este hecho mediático le sirve al astrólogo para su promoción. Siempre y cuando el político de turno no cometa errores demasiado evidentes, o haga desbarrancar al país que administra, ya que esto puede provocar el oprobio mediático del astrólogo en cuestión. Aunque también, muchos otros que realmente han asesorado desde la astrología determinadas formas de encarar y llevar adelante las campañas políticas, prefieren desde lo personal llamarse a silencio antes de reconocer que asesoraron en algún momento a determinado personaje.

Téngase en cuenta también, que en esto del juego mediático, muchos de los que se dicen “asesores de un gobierno” solo han tenido el eventual papel de haber hecho alguna vez una lectura más o menos acertada de la carta natal del candidato, pronosticando triunfos y/o dificultades. Pero que esto, no se constituye, en realidad, en un asesoramiento de campaña con todo lo que el seguimiento y trabajo que una tarea política de esta magnitud podría llegar a significar, sino en una circunstancia fortuita en la que ambos personajes se cruzaron y el astrólogo emitió un vaticinio u opinión.

Pero no todos los astrólogos sueñan con asesorar a quienes tienen poder político. Algunos de ellos, muy pocos tal vez, “son el poder”, “tienen poder”, trabajan con seriedad y prolijidad para constituir, hacer crecer, aumentar y consolidar el poder que.eventualmente se instaló sus manos, constituyéndose en algún momento en la “suma del poder”. Tal fue el caso de nuestro vernáculo José López Rega, a quien se le conocía con el seudónimo de “El Brujo”, o de Hermano Daniel (entre otros).

José López Rega, El Brujo… Nuestro brujo,  cobra protagonismo en la vida institucional de la República Argentina en el año 1973, ya que instalado en ese entonces en la famosa quinta Puerta de Hierro en Madrid, cumpliendo el rol de Secretario Privado del líder fue quien acompañó a Juan Domingo Perón en su retorno definitivo al país, junto a la esposa del general, Isabel Martínez, conocida como Isabelita. Una vez instalados en el país, y habiendo ganado Perón las elecciones presidenciales acompañado en la fórmula por su esposa Isabelita, es ella quien, se  constituye luego del fallecimiento de su esposo, en la titular de la presidencia de la Nación, siendo la primera mujer en la Argentina en acceder a la máxima responsabilidad de gobierno…..



Betelgeuse… la gigante roja que José López Rega comenzó a matar

José López Rega fue un personaje que llega a la vida política de la mano de María Estela Martínez, a quien ya conocía desde la época en que su apellido no era “...de Perón”

Cultor apasionado de las ciencias ocultas, de los misterios del mundo espiritual, vinculado a sectas y grupos esotéricos, siendo además astrólogo, siempre fue considerado un personaje oscuro, acomodaticio y servil. Pero supo construir una importante influencia sobre Isabelita, generando paso a paso una estrategia que le permitió acompañar a ella y a Perón, durante los 18 años de exilio en los que vivieron en Madrid, actuando como secretario privado de líder político y construyendo un poder que crecía en la medida en que su influencia sobre Isabelita se hacía mucho más profunda, y en la que la salud de Perón se deterioraba. No sólo los acompañó durante los 18 años en que duró el exilio, sino que en su regreso a la Argentina donde cumpliría su tercer mandato presidencial hasta el momento de su fallecimiento, El Brujo lo acompañó en el avión que lo traía de regreso en el año 1973, y convivió junto a ellos en todo momento, acompañando las decisiones de gobierno y profundizando su poder y capacidad de decisión luego de la muerte de Juan Domingo Perón y la asunción de Isabelita en la presidencia de la Nación.

Su influencia siempre fue desde las sombras, y desde el fuerte vínculo condicionado por la influencia espiritual que El Brujo tenía sobre Isabel. Su capacidad como astrólogo y ocultista, siempre fue  minimizada y desvalorizada aunque su conocimiento sobre el tema mostraba la existencia de haber tenido  formación en el tema, que luego manifestó a partir de la publicación de diferentes textos con contenido espiritual y también con extensos contenidos astrológicos. 

El Brujo nunca pudo desembarazarse de su papel de personaje mediocre, siniestro y oscuro, pero la  influencia que tuvo en las decisiones del país, y sobre todo sobre Isabel Martínez en ese momento, fue determinante. Fue el respoonsable de crear y poner en marcha a los grupos de choque y de tareas parapoliciales conocidos como Triple A (AAA - Alianza Anticomunista Argentina), que mediante una violencia inusitada sembraron de muerte a la nación. Pese a su discutida presencia en la política y en la actividad pública López Rega siempre reivindicó su rol de astrólogo. Desde antes de conocer a Perón, López Rega era integrante de la Secta Anael, liderada por el juez Julio César Urien, de cuyos objetivos plasmados en el libro “La razón del tercer mundo” toma para sí y usurpa, el nombre de Triple A, tergiversando ideológicamente los objetivos políticos que en origen tenía dicha secta.

Todo lo narrado es parte de la historia, mucho más nutrida por supuesto, pero desde aquí, nos interesa analizar algunos hechos que pueden estar relacionados con la astrología, y el rol que El Brujo jugó dentro de este proceso, que le permitió consolidar, en su propia persona, la suma del poder.

 

Betelgeuze… algo más que una Gigante Roja

Para hacer este análisis deberemos retrotraernos, entonces, al día 20 de junio de 1973 momento en que Juan Domingo Perón, su esposa Isabel Martínez y nuestro Brujo, José López Rega abordaban, junto a una importante comitiva,  el avión de Aerolíneas Argentinas bautizado con el nombre de Betelgeuse, correspondiente a una importante estrella fija, muy considerada por los astrólogos, también conocida como la gigante roja.

Tomás Eloy Martínez, en su excelente trabajo de ficción-histórica “La Novela de Perón”, ya desde el primer párrafo de la misma soslaya la condición inseparable del líder de los trabajadores con los designios que el cielo y el destino tienen guardados para él, ocupándose durante muchos pasajes de esta novela de la presencia, indispensable, del astrólogo-brujo José López Rega

“Volaba en un avión que había despegado de Madrid al amanecer del día más largo del año, e iba rumbo a la noche del día más corto, en Buenos Aires. El horóscopo le vaticinaba una adversidad desconocida. ¿De cuál podría tratarse, si ya la única que le faltaba vivir era la deseada adversidad de la muerte?”

Ese 20 de junio de 1973, con la comitiva ya en el aeropuerto, el General Francisco Franco acudió a despedir al caudillo de los argentinos que durante los últimos 18 años (a la sazón casi un ciclo nodal) estuvo exiliado en España hasta que volvieron a darse las condiciones que produjeron el retorno a su país.

Más allá de las licencias literarias que puede tomarse un autor a la hora de escribir ficción basada en una historia real, el siguiente diálogo en el momento de la despedida, previo a que Perón y Franco se fundieran en un abrazo de despedida, tiene visos de verosimilitud:

El generalísimo reparó en el nombre del avión:

-Ah, Betelgeuse: la estrella moribunda... Un astrónomo me la señaló en el cielo de Galicia, cuando estábamos pescando. Pero qué va, no pude verla. Había miles de estrellas sobre un mismo punto. Allí está, insistía el hombre: ¡La Betelgeuse es casi mil veces más grande que el sol! Pero yo nada. Qué va, nada.

-El nombre fue idea de López, mi secretario. Es porque la Betelgeuse cambia de intensidad cada cinco años, como el destino de las personas. Cuando llegue a Buenos Aires voy a mandarle un telescopio de regalo, caudillo.

No sabemos si el telescopio prometido llegó a manos de Franco pero, sí, se sabe que la afirmación de que la idea de bautizar al avión con el nombre de la estrella  no fue de El Brujo, sino que dicho avión ya había sido bautizado con ese nombre el 23 de marzo de 1967 en una ceremonia de la que Aerolíneas Argentinas guarda y tiene publicado un video que recuerda ese momento.

Existe también un registro anterior sobre un hecho protagonizado por ese mismo avión, al convertirse en el primero de Aerolíneas Argentinas, en haber sido secuestrado y desviado a Cuba. Este hecho ocurrió un 8 de octubre de 1969.

A pesar de estos antecedentes en la novela histórica, y en otros escritos registros también, se sigue afirmando que la decisión del nombre del avión recayó en López Rega. En un diálogo del Brujo con su discípulo Arcángelo (un personaje imaginario) Tomás Eloy Martínez vuelve a la carga con el tema del avión:

Arcángelo supo el resto de la historia porque se la contó el propio José. Una madrugada lo sorprendió en el galpón dibujando planetas en torno de la estrella Vega y tiñendo con acuarelas grises el púrpura profundo de la Betelgeuse.

-¿Una estrella tan grande y está muriendo? -preguntó Arcángelo.

-Vos lo has dicho. Pero no está muriendo sola. Yo la he comenzado a matar.

 

Los astros se alinearon y algunos significados resultan sorprendentes

Haciendo una lectura estrictamente astrológica sobre todo lo narrado, encontramos muchos hechos que resultan coincidentes con elementos de la astrología, y muchas fechas “casualmente coincidentes”, o tal vez “sincrónicamente coincidentes”

Es curioso que independientemente de la intencionalidad de Lòpez Rega de bautizar al avión en el que regresaban a la Argentina con el nombre de Betelgeuse o, tal vez, la oportunidad que el vio para apropiarse de la idea de haberlo bautizado con ese nombre, por motivos que ya se comprenderán, nadie haya reparado desde ese entonces hasta el presente, que el avión Betelgeuse, despegó de Madrid llegando al aeropuerto de Morón un día 20 de Junio. Exactamente el día del año en el que el Sol se encuentra en exacta conjunción con la estrella Betelgeuse.

Resulta inquietante la respuesta que López Rega le da a Arcángelo (personaje imaginario de la novela) al manifestarle este último, su preocupación en relación a la posible muerte de la estrella (hecho que en la actualidad se ha comprobado como cierto, ya que en la actualidad se está estudiando el posible colapso y posterior transformación en una estrella Supernova que podría ser visible en pleno día desde la Tierra). López Rega le responde: “Vos lo has dicho. Pero no está muriendo sola. Yo la he comenzado a matar”.

El mismo Perón era consciente de que su regreso a la Argentina no tendría vuelta atrás y se sospechaba que sabía que venía a morir en el país. Muchos jugaron con la idea de que fue el propio López Rega quien aceleró este proceso. Ante esta sospecha solo podemos agregar el siguiente y curioso dato astrológico:

La cúspide la la Casa VIII (muerte) del General Perón se encuentra en el grado 28 del signo de Géminis, partil a la posición eclíptica de la estrella Betelgeuse.

Por otra parte, su esposa, Isabel Martinez de Peron tiene a su planeta Venus  en exacta oposición a la estrella Betelgeuse desde los 28 grados del signo de Sagitario.

En cuanto a la existencia de algunas coincidencias en fechas significativas por todos conocidas, El Brujo, José López Rega, nació un 17 de octubre, día que se celebra como el de la Lealtad Peronista. Y pese a su cuestionada imagen, y al conocimiento de que al propio Perón le resultaba poco digerible, lo cierto es que por lealtad o tal vez por interés estuvo a su lado hasta el último instante de su vida. 

Otra fecha significativa, es que el avión Betelgeuse tiene el incidente de ser secuestrado a Cuba un día 8 de octubre, la misma fecha en que nació Juan Domingo Perón quién retornó a la Argentina en ese mismo avión.


Como cierre a todos estos conceptos, quien esto escribe, tiene su ascendente en los 28 grados del signo de Géminis.