Ensayo de aplicación de la Trutina de Hermes en análisis astrológicos no tradicionales

Por Néstor Echarte

Hermes Trismegisto, el “tres veces grande”, pese a su cuestionada existencia en el mundo real dejó una rica y prolífica obra que sustenta las bases de la mayoría de las disciplinas que nutren al mundo esotérico-espiritual. La astrología, muchas veces calificada como “la madre de todas las ciencias”, no escapa a esta construcción, y algunas de sus reglas son aceptadas a rajatabla como sustento y metodología de determinadas formas de realización de procedimientos astrológicos.

La “Trutina de Hermes”, cuya autoría se atribuye a nuestro personaje, recreada luego por Claudio Ptolmeo en el apartado nro. 51 de su “Centiloquio”, señala con claridad que “el signo en que la Luna se encuentre en el momento de nacer, es el signo que se encuentra en el Ascendente o Descendente del momento de la concepción, y el signo donde ella se encuentre en el momento de la concepción, o bien el opuesto, será el signo Ascendente del Nacimiento”

Ptolomeo propone además una serie de chequeos adicionales vinculados a la posición de la Luna en relación al Sol, para poder determinar sin error posible, el momento exacto de la concepción. En relación a ese tema, nos tomaremos algunas licencias, ya que como se afirmó en el título de este ensayo, no se trata de obtener el momento exacto de la concepción de un ser humano, sino que adaptamos la técnica a una temática algo menos ortodoxa.



 

  

¿Astrología Irracional?

Por Néstor Echarte

El eterno debate entre la racionalidad y la irracionalidad que durante mucho tiempo caracterizó el enfrentamiento entre detractores y cultores de la disciplina astrológica se ve acentuado en aquellos viejos conceptos que la definían, a veces, como "nuestra querida y venerable ciencia", frases con la que muchas veces la definió el maestro argentino en astrólogo Spicasc, en contraposición con el concepto de "esa vieja prostituta" que André Barbault solia atribuirle por el solo hecho de ser la profesión "más antigua del mundo".

Si durante muchos años fue una constante en las ventas de bibliografía astrológica en la República Argentina, la completísima y elaborada obra del astrólogo alemán Adolfo Weiss, bajo el título de Astrología Racional, eso traía aparejada la existencia de una astrología diferente, distinta, diametralmente opuesta al planteo que hacía Weiss en ese momento, al que deberíamos denominar Astrología Irracional.

El libro por sí solo se imponía por su aspecto serio, robusto, sólido, con tapas duras, y una enorme cantidad de páginas. Todo astrólogo que comenzaba sus estudios y todo astrólogo que se preciara de tal debía tener uno de ellos en su biblioteca especializa. Pero debía destacarse por sobre los demás. Obviamente su elevado precio hacía que muchas veces se convirtiera en algo inalcanzable. En un sueño distante del aspirante a astrólogo, pero finalmente se ponía el suficiente esfuerzo y empeño y el libro terminaba, ahora si, erguido, en la biblioteca del aspirante.

Astrología Racional se constituye así en el deseo oculto del profesional en astrología. Un sueño a lograr en el arduo camino que la astrología tiene reservado para sus aspirantes. 

Tratado con sobriedad y rigurosidad buscaba explicar de manera integral todas las líneas de la astrología tradicional desde la elaboración de una carta natal, pasando por todas las técnicas de pronóstico, algunas de ellas sumamente elaboradas desde lo matemático, con capítulos plagados de títulos pomposos y ambiciosos. Riguroso, detallado, fundamentado. Basado en las opiniones y juicios de aquellos astrólogos del pasado que se caracterizaron por su sabiduría y rigurosidad, sin dejar de lado a sus referentes colegas alemanes, cultores también de esa astrología considerada “sagrada” y reservada para muy pocos “iluminados” que lograban comprender ese lenguaje encriptado, pleno de definiciones astrológicas del pasado, reivindicando siempre la tradición, y lo que es mejor, a medida que avanzaba en temas de mayor complejidad, no desperdiciaba la oportunidad de despotricar por las malas artes de aquellos que se dedicaban a una astrología simple, superficial, plagada de lugares comunes que se repetían en los horóscopos de diarios, revistas, y programas de televisión. Una astrología siempre menospreciada porque atenta contra el esfuerzo que suponía realizar una carta correctamente bien calculada, dibujada, y por supuesto, interpretada según las reglas claramente expuestas por personajes como Morín de Villefranche, su más antiguo predecesor, Claudio Ptolomeo, y sus contemporáneos Selva, Hieroz o Dom Neroman, a quienes aplaudió fervientemente por sus conceptos y sapiencia, en la misma medida en que criticaba, denostaba y condenaba al oprobio, a la enorme cantidad de astrólogos que no seguía sus reglas y a los que relegaba al lugar más bajo de los aspirante de esta, nuestra disciplina.

Retornos y ciclos planetarios - Dinámica Luna Sol

Por Néstor Echarte


En nuestra tarea diaria en la que analizamos los destinos de nuestros consultantes sellados en sus propias cartas natales, tenemos muy en cuenta, todos los años, que el Sol en su movimiento aparente vuelve a su lugar de origen o partida dando lugar, así, a lo que conocemos y analizamos como retorno o revolución solar. También, una vez cada 28 días, la Luna en su movimiento alrededor de la Tierra, vuelve a su lugar de origen o partida dando lugar a lo que se conoce y analiza como retorno o revolución lunar. Algunos mas osados o propensos a la investigación astrológica también tienen en cuenta en sus análisis los retornos de otros planetas, tales como los de Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.  Y mucho más osado e incierto en sus resultados, los análisis de los retornos de Urano, Neptuno y Plutón. Utilizo el término “incierto”, basado en la certeza de que es difícil precisar con total exactitud el momento exacto de retorno a una posición zodiacal natal, de un planeta sumamente lento en cuyo cálculo no se diferencian posiciones mayores al minuto de arco. Esto lo pude corroborar cualquier astrólogo que haya intentado el cálculo de estos retornos mediante la utilización de softwares de cálculo de diferente procedencia, y mucho más incierto también, si la experiencia de cálculo la hace basado en la utilización de efemérides astrológicas.